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Sierra Bermeja

Entre el azul del Mediterráneo y el cielo andaluz se alza majestuosa la Sierra Bermeja, un extraordinario macizo montañoso que cautiva a primera vista por el característico color rojizo de sus laderas. Este singular enclave natural, situado al suroeste de la provincia de Málaga, debe su nombre precisamente a esa tonalidad bermeja que lo distingue en el horizonte, un legado de su peculiar composición geológica que los árabes bautizaron como «Djebel Al Jamra» (Montaña Roja).

Extendiendo sus dominios por los municipios de Estepona, Casares y Genalguacil, la Sierra Bermeja se erige como un auténtico tesoro geológico y botánico que sorprende tanto a científicos como a amantes de la naturaleza. Sus cumbres, coronadas por el Cerro Abanto a 1.508 metros de altitud, ofrecen un mirador privilegiado sobre la Costa del Sol y el Estrecho de Gibraltar, mientras que sus laderas albergan uno de los ecosistemas más singulares del planeta.

Lo que hace verdaderamente único a este entorno es su composición geológica, dominada por las peridotitas, unas rocas volcánicas tan escasas que representan menos del 1% de la superficie terrestre. Esta peculiaridad geológica ha dado lugar a suelos ricos en metales pesados que, a lo largo de milenios, han propiciado el desarrollo de una flora excepcional adaptada a estas condiciones extremas.

El ejemplo más sobresaliente de esta adaptación es el pinsapar de Los Reales, el único bosque de pinsapos en el mundo que crece sobre peridotitas. Estos majestuosos árboles, auténticos supervivientes de la era Terciaria, encuentran en las alturas de Sierra Bermeja un refugio donde prosperan gracias al microclima húmedo generado por la cercanía del Estrecho de Gibraltar. Junto a ellos, más de veinte especies vegetales exclusivas de este entorno han hecho de estas montañas su único hogar, convirtiendo la sierra en un auténtico laboratorio viviente de evolución y adaptación.

Para los visitantes que deseen adentrarse en este paraíso natural, la Sierra Bermeja ofrece una red de senderos para todos los niveles. El Paseo de los Pinsapos se presenta como una ruta accesible y fascinante, permitiendo a familias enteras descubrir el singular bosque de pinsapos a lo largo de un recorrido de apenas 750 metros. Para los más aventureros, el Sendero Pico de Los Reales propone un ascenso de 4.33 kilómetros hasta los 1.452 metros de altitud, recompensando el esfuerzo con panorámicas inolvidables del litoral mediterráneo.

Los amantes del ciclismo de montaña encontrarán en el Camino de los Altabacales un desafío a su altura, con sus 20 kilómetros de recorrido y exigentes desniveles. Mientras tanto, los aficionados a la observación de aves pueden deleitarse con el vuelo de especies protegidas que encuentran refugio en estas montañas.

La importancia ecológica de Sierra Bermeja ha sido reconocida con diversas figuras de protección. Desde 1989, el Paraje Natural Los Reales de Sierra Bermeja protege 1.236 hectáreas de este ecosistema único, que además forma parte de la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo y está incluido en la Red Natura 2000.

Para sacar el máximo provecho de una visita a Sierra Bermeja, es recomendable elegir las suaves temperaturas de primavera y otoño. El Centro de Visitantes ofrece información actualizada sobre las rutas y el estado de los senderos, mientras que el área de aparcamiento de Los Reales sirve como punto de partida para la mayoría de los recorridos. Es fundamental llevar agua suficiente, calzado apropiado y protección solar, así como respetar las normas de conservación que garantizan la preservación de este tesoro natural para las generaciones futuras.

El valor ecológico de Sierra Bermeja trasciende sus fronteras geográficas para convertirse en un testimonio excepcional de adaptación y supervivencia. En sus laderas, la naturaleza ha desarrollado lo que los científicos denominan «flora serpentinícola», un conjunto de especies que han evolucionado para prosperar en condiciones que serían letales para la mayoría de las plantas. Estas adaptaciones, conocidas como «serpentinomorfosis», han dado lugar a cambios morfológicos y funcionales que permiten a las plantas sobrevivir en suelos pobres en nutrientes esenciales pero ricos en metales pesados.

Entre las joyas botánicas que hacen única a Sierra Bermeja destacan especies como la Centaurea lainzii, la Arenaria capillipes y la Armeria colorata, verdaderas reliquias vivientes que no existen en ningún otro lugar del planeta. La presencia de estas especies endémicas, junto con la singular comunidad de pinsapos sobre peridotitas, convierte a este ecosistema en un laboratorio natural de evolución y en un banco genético de valor incalculable para la ciencia.

La diversidad biológica de Sierra Bermeja se enriquece además con una notable mezcla de especies acidófilas y basófilas, así como con una alta proporción de plantas adaptadas a la sequía. Los pinares de pino negral (Pinus pinaster subsp. acutisquama) constituyen otra formación vegetal exclusiva que contribuye a la singularidad ecológica de estas montañas.

Sierra Bermeja representa mucho más que una simple zona montañosa en la Costa del Sol. Es un libro abierto de geología, un refugio irreemplazable de biodiversidad y un testimonio vivo de la capacidad de adaptación de la naturaleza. Sus senderos invitan a descubrir los secretos de un ecosistema único en el mundo, donde cada paso revela la extraordinaria historia de la vida que ha encontrado su hogar en estas montañas bermejas, recordándonos la importancia vital de preservar estos santuarios naturales para las generaciones futuras.

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